jueves, 26 de junio de 2014

El juicio del siglo

Está alterada la Comarca, y aparentemente con justas razones. Son varias, el tiempo del Opa es tirano y no puede dar cuenta de todas ellas. Apenitas se conformará con comentarles una sola: se está cometiendo en la Comarca una gran injusticia. Bueno, miles, a cada rato, pero el Opa presta atención a una de ellas a la vez, para no empacharse.
Resulta que se está juzgando a un fiscal por investigar a empresarios amigos de la presidenta Fernández de Neón. Como el Opa no entiende mucho le pidió opinión autorizada a un primo que es ferretero, y de estas cosas sabe mucho.
Cuenta la historia que un molesto señor gordo destapó algunas fechorías por televisión: contaba en su relato cómo el extinto Néstor, Él, el marido de la presidenta, manejaba una red de testaferros con los que escondía las rupias y tombuctúes que se llevaba de la Comarca. Denuncia caliente, con personajes que ora se incriminaban a lo Cossar, ora se burlaban del señor gordo al que le habían dado ficción.
Y el fiscal del que hablamos, un tal Campagnolli, comenzó a investigar. Juntó alguna información, imputó, citó, buscó pruebas y pidió oficios al país de los bancos secretos. Y entonces comenzó el terremoto. Alguien recordó que sobre ese fiscal pesaba el mote de sheriff, misógino y antipobres, un tipo violento que se dedicaba a maltratar al pobrerío. Tiempo después lo acusaron de otras cosas: concretamente cuatro.
En primer lugar, de haber cambiado el objeto que investigaba: primero investigó a uno de los personajes de la cámara oculta como sospechoso de administración fraudulenta y extorsión, y después del programa del gordo malo cambió su posición a la de víctima. Ríos de tinta para cuestionar ese cambio, que en realidad estaba dentro de las facultades del fiscal.
En segundo lugar, se lo acusa de abuso de autoridad por realizar tareas de investigación que supuestamente no le correspondían, porque eran de una jurisdicción (federal) que no le compete. Sólo después del programa del gordo malo habría vuelto a impulsar ese caso. Sin embargo, los delitos que investigó (extorsión) si eran de su competencia. En el medio aparecieron pruebas de lavado de dinero, que es federal; y como el autor sería el empresario que construyó el mausoleo donde (dizque) descansa Él, el fiscal Campagnolli terminó mandando todo lo investigado al juez correspondiente.
En tercer lugar se lo acusa de haber filtrado a la prensa información reservada sobre sus investigaciones y procedimientos, que terminaron frustrándose porque estaban “escrachados”. Ahora bien, numerosas oficinas de la Comarca conocían esas investigaciones, porque tuvo que pedirles permiso para, por ejemplo, intervenir teléfonos. Una de las oficinas que conocía esos pasos es la oficina de prensa de la Fiscal General. El primo ferretero le dijo al Opa: “acordáte de eso: la Fiscal Gils Carbó sabía también de los próximos pasos del fiscal Campagnolli.” El Opa preguntó quién ganó y quién perdió con esa filtración. “Opa, ganó el empresario investigado, que zafó de algún allanamiento; y perdió el fiscal, que se quedó con las manos vacías”.
La cuarta acusación cuestiona el lenguaje con el que el fiscal Campagnolli se dirigió a la Fiscal General Gils Carbó (¿se acuerdan?). Se lo acusa de no ser mesurado y modosito, justo con la funcionaria de un gobierno tan mesurado y modosito. ¡Qué mal tipo! Tan aterrados se quedaron en la oficina de la Fiscal General que se olvidaron de poner en la denuncia cuáles fueron esas palabras que le quitaron el sueño a Gils Carbó.
Después, dice mi otro primo, funcionario, el Secretario de Lucha contra el Proxenetismo, que patoteaba pobres. Campagnolli, no mi primo. Bah, mi primo también, pero solamente cuando son esos indios del norte que vienen a acampar a la Capital de la Comarca, arruinándole el desayuno a la presidenta. Raro, tratándose de un hecho tan cuestionable, que no lo hayan incluido en su acusación. Raro también que sólo se acordaron que el tipo maltrataba pobres cuando se metió con los poderosos de la Comarca.

El Opa piensa que su primo ferretero no es muy instruido, y le quiso preguntar más detalles a su primo funcionario. Pero se fue de putas, le dijeron en el despacho. Entonces el Opa va buscando información por ahí, y se encontró con algunas cosas interesantes que comparte con ustedes.

sábado, 21 de junio de 2014

Siete Crónicas de la Comarca: Irán

Continúa el Opa con sus crónicas de los partidos. Como se verá, frente al aburrimiento supino que provoca ver a nuestra Selección, intentará al menos buscarle una vuelta, un destello que merezca ser rescatado del sopor. O al menos, aportar su visión humilde entre tanto experto que habla humedades.
Han pasado los primeros minutos del partido y el Opa va mirando como ambos equipos parecen entretenerse en patear la pelota a lo largo del campo de juego, intentando horadar la lontananza, como haciendo tiempo. Nota sin embargo que el medio campo argentino luce ordenado y sin mayores problemas para hacer circular el balón, y no hubo hasta ahora oportunidades para probar la defensa. Aunque, es justo decirlo, contribuye con la Selección la hábil tarea del árbitro para quitarle la pelota al atacante iraní. Su pataleta de niño enojado es entonces válida.
Agüero sigue con el paso cambiado, desperdiciando una oportunidad tras otra. El Opa se lo atribuye a su peinado, esa cresta ridícula que se ha dejado, ese inopinado homenaje al segundo cordón del conurbano. Parece haber contagiado a Higuaín y Di María, esperemos que al menos alguno de ellos se recupere pronto y abandone el zapatazo desorientado. Vino el tiro libre, confirmando que hasta ahora también Messi está afectado, y hasta Garay y Fernández perdieron la orientación del cabezazo.
Afortunadamente también a los iraníes se les enredaron las patas y los cabezazos en las únicas chances claras que tuvieron.
Así llegamos al segundo tiempo, y la única chance clara fue para Irán, que logró hacer despeinar a Romero, y un penal claro a favor de Irán que el árbitro no vio. Queda claro hasta ahora que Irán podría estar ganando 2 a 0, y no sería un resultado totalmente injusto a pesar de que Argentina manejó el prtido el 90% del tiempo.
Así también Gago, salvando las papas frente a un gol que la defensa argentina dejó inexplicablemente servido, mientras el resto de la Selección pasó a gas y viene en llanta. El arquero Romero se convirtió en un hombre importante frente a un equipo débil, y eso es una pésima noticia.
La cámara enfoca a Sabella, que luce angustiado, como perdido en su laberinto. El Opa lo mira a Agüero y su peinado, y piensa que con Passarella estas cosas no pasaban. Se pregunta dónde andará Tevez en este momento.
Finalmente hay cambios en ambos equipos. En lo que nos importa, salen Agüero e Higuaín, que es como si no hubieran estado. Entra Lavezzi, que prefiere dejar los mocos afuera, aunque de manera poco elegane. Entra Palacio, no se sabe para qué.
Hasta que alguien lo vuelve a despertar a Messi, y mientras se lava la cara para sacarse la modorra se despacha con un gol imposible que devuelve la alegría y cierta tranquilidad, ya que no la dignidad ni el hambre de gloria. Argentina dio una clase de mezquindad frente a un equipo muy inferior que jugó con garra charrúa y que no dejó de buscar el resquicio con sus armas humildes hasta el último minuto.

Argentina es hasta ahora un equipo mezquino que puede dominar el juego y controlar a rivales poco complicados, mientras espera que sucedan los goles. Esperemos a ver qué pasa cuando enfrente un equipo que juegue al futbol. Mientras tanto, sugiere el Opa que Sabella les contrate un buen psicólogo a estos muchachos: es lo único que puede ayudar a estos chicos ricos que tienen tristeza.

jueves, 19 de junio de 2014

Los buitres

El Opa se había prometido no meterse en (más) problemas, y mantenerse fuera de los temas que no maneja con alguna soltura. Que son casi todos. Esta semana la Comarca se vio conmovida por la decisión de la Corte Suprema de otra comarca, que ordena el pago de sumas ingentes de tombuctúes y de rupias a los así llamados “fondosbuitres”.
Es larga la historia, y podría resumirse arbitrariamente de la siguiente forma: los que gobernaron la Comarca, por los votos o las botas, han ido acumulando capas geológicas de deudas con acreedores extranjeros. Eso se ha dado en llamar Deuda Externa, y hablar de ella parece haber sido uno de los deportes nacionales, aunque en rigor nadie sabe bien de qué se trata ni a quién se debe pagar. La deuda comenzó a ser un problema cuando en plena invasión de los Marcianos un funcionario decidió que el Estado garantizaría todos los créditos externos. Los empresarios locales se endeudaron, claro, y por supuesto no pagaron. Porque total garantizaba el Estado. Esto ocurrió en 1981.
Durante los ´80 se vivieron días grises, la deuda aumentó porque no se podían pagar los intereses, y el presidente Alfonso Carrido Lura se enfrentó con los empresarios que habían endeudado el país, con los Marcianos que lo habían permitido, con los frailes que bendijeron la operatoria y con el peronismo que se frotaba las manos. Fue una bomba de tiempo que lo hizo estallar por el aire, en uno de los más crueles inviernos de la Comarca.
La deuda siguió creciendo durante los ´90, porque alguien tenía que pagar la fiesta: nos dijeron que estábamos en el primer mundo y nos dedicamos a consumir como si fueramos californianos con el aguinaldo en la mano. La ficción ya se agotaba, y esta vez la bomba estalló en las manos del inefable presidente Frenando de la Duda. Tristísimo fin de año, de angustia y balas, de hambre y desazón. La Comarca reducida a cenizas declaró el default, que es decir, “minga, no pagaremos”.
En ese escenario el Ministro de las Rupias logró renegociar esa deuda y cambiarla por bonos, con un descuento grande que permitió a la Comarca aliviar un poco la soga. Algo así como el 93% de los acreedores aceptaron el canje, el resto, no. Ese 7% está compuesto por varios fondos de inversión, que se han dado en llamar “buitres”. No aceptaron el canje y fueron a los tribunales a reclamar que les paguen lo que habían convenido cuando compraron esos bonos de deuda. Algo hay de razón en su planteo: al comprar los bonos se les prometió cien rupias, y ahora quieren las cien, no las sesenta que se acordaron en una negociación en la que no participaron.
Se pregunta el Opa cómo es que la presidenta Fernández de Neón no buscó la manera de acordar con ellos antes del juicio, antes de que un eterno litigio de 12 años terminara en la Corte Suprema de otra Comarca. Que a las deudas hay que pagarlas, están de acuerdo sarracenos y pleistocenos. Cómo hay que pagarlas, y cuánto, es lo que se discute hoy.
Pero el Opa nota que la presidenta Fernández de Neón se ha enclavado en la diatriba contra los “fondosbuitres”, corriendo la lupa de sus propias decisiones. Se ha embanderado la Comarca y medio continente en contra del poder financiero mundial, esa banda de rufianes justamente detestada. Pero se presta poca atención al hecho de que esos bonos de deuda fueron emitidos conociendo sus implicancias: la presidenta y sus antecesores (incluyendo al extinto) sabían que una parte de ellos caerían en manos de tipos capaces de exprimir un ladrillo hasta sacarle mostaza.
Sabían, nuestros sabios economistas, que los bonos irían a usureros inescrupulosos que se han enriquecido con el despojo de deudores débiles. Vaya coincidencia, piensa el Opa, exactamente como hizo la presidenta y su marido, pero a escala patagónica, humilde y gélida. También sabían que al aceptar la jurisdicción de Nueva York renunciaban a la posibilidad de que cualquier litigio ocurra en un país neutral con reglas medianamente ecuánimes.

En medio de la urgencia, la presidenta y su ministro Kici-Love han abusado de la perorata de atril para anunciar, con el ceño fruncido en una pose guevarista, que a esos extorsionadores les pagaremos hasta el último centavo. Todo ello mientras la oposición se pregunta qué hacer. Algunos festejan porque creen que el problema es sólo de la presidenta y su séquito, ignorando que la sombra del hambre se cierne sobre los hogares de la Comarca, sintonizados todos en esa alegría celeste y blanca, en ese arrorró que nos arrulla para que disfrutemos una nueva pesadilla.

domingo, 15 de junio de 2014

Siete Crónicas de la Comarca: Bosnia

El Opa, se sabe, simpatiza con Bosnia. Además, saben quienes lo frecuentan que de fútbol entiende poco y nada. El Opa no entiende mayormente mucho de nada, en general. Pero se ha sentado a ver el partido, como se estila en la Comarca, y de ello ha extraído un puñado de conclusiones.
Al término del primer tiempo ha notado una llamativa pobreza de ambos equipos. No sorprenderá al cronista ni al lector que Bosnia no tenga mucho para desplegar: no ha llegado a Río como candidata ni se espera una gran revelación del seleccionado balcánico. Pero nota el Opa que ha llegado varias veces, con notoria facilidad, al arco argentino. Tan sólo ha salvado el honor del guardavallas la notable imprecisión de los delanteros azzurros, pero que llegaron, llegaron. La defensa argentina los dejó pasar una vez y otra también, y no pudo articular mucho más que algún que otro patadón alevoso que determinó una tarjeta amarilla para el jugador Rojo. Tan cromático desenlace habla de la debilidad de la defensa, endeble e insegura, que apenas puede contener a un seleccionado débil.
Pero también se nota imprecisión en el ataque argentino, un navegar sin rumbo fijo, un merodeo infructuoso por el área rival. Como si la defensa medianamente sólida de los bosnios tuviera el efecto de convertirse en un espejo en el que la impotencia argentina se mira en la impotencia bosnia. Acercamientos, jugadas interesantes, idas y vueltas, y vuelta a empezar porque una desinteligencia mandó toda la jugada a los pies del rival. El gol en contra de Bosnia fue tan pavote que no merece mayor comentario
A Messi, nuestra gran esperanza blanca, se lo ha visto como desenfocado desde el momento del himno, como si quisiera recordar si puso la moneda en el parquímetro o si dejó prendida la luz del patio. Durante el primer tiempo estuvo callado, que es estar como ausente. En sus apariciones esporádicas lució solo, como desconectado del resto de individualidades que no logró ser claramente un equipo.
Ruega el Opa que sea todo esto una habilísima estrategia de Sabella, de esconder la verdadera potencia y jugar con el envión frente a equipos más débiles, para despistar y confundir. Esa estrategia funciona en el truco y en pocos deportes más, pero el Opa es generoso y atribuye elevadas intenciones al DT nacional.
Comienza el segundo tiempo. La entrada de Higuaín aparenta ser un intento de dotar de mayor capacidad ofensiva al equipo. Pero ante la medianía en la que entró el partido, el Opa se enfoca en los rostros. Sabella adusto, como si conociera un secreto angustiante, la sombra de una amenaza que se cierne sobre su vestuario. El DT bosnio, sin poder creer que aún, a los 55 minutos, no pierde por goleada frente al equipo de la muerte y su arco sólo ha sido mancillado por la pálida afrenta de un gol en contra. O acaso es portador de un secreto, el mismo que parece angustiar a su colega argentino.
El Opa nota que este muchacho Agüero se las comió todas, que fue el rostro de la mayoría de las oportuidades perdidas, hasta que se ofreció en sacrificio ante los botines de Spahic y generó un tiro libre que Messi utilizó para decapitar un camarógrafo.
Finalmente vino el gol, y con él la furia del festejo y el fin de la agonía para Argentina. Un golazo marca Barcelona, con el tipo apelando a toda su magia. Y fue como un switch que se levanta, porque el equipo pareció salir del marasmo e intentarlo con más foco. Y a la vez, sumir en la confusión a Bosnia, que parecía hacer pie. Una de las cosas buenas de que Messi haya sido autor del gol argentino es que silencia a sus detractores (es que en la Comarca hay detractores para todo, hasta para Messi). Mientras Higuaín insistía en pegarle pelotazos a las grúas, Bosnia no dejó de intentarlo, hasta que vino el merecido gol esperado, una pelota lenta que pasó entre las piernas de Romero y rodó mansa hasta el fondo del arco. Alegría del Opa, y  también de un pueblo sufrido.

Piensa el Opa que no fue un resultado del todo injusto: podría haber sido 3 a 1, o podría haber sido 2 a 2, que acaso hubiera empatizado más con sus preferencias. Pero 2 a 1, con un gol en contra, es casi una metáfora que traduce un partido errático.

jueves, 12 de junio de 2014

El Turismo Carretera como la metáfora de la Argentina peronista

Saben quienes frecuentan al Opa y su familia que los domingos por la mañana éste se encuentra sumido en un trance que ocurre frente al televisor y dura un par de horas. Mirar las carreras es una vieja costumbre familiar que en algún momento engordó con la lectura (más bien el estudio minucioso) de las revistas del ramo. Al cabo de algunas décadas el Opa pudo, por fin, desentrañar una conclusión que atormentaba su cabeza. El TC es la Argentina. Es una metáfora de la Argentina. De la Argentina peronista.
Iremos por partes.
El Turismo de Carretera nació en 1937 cuando una banda de intrépidos unía los pueblos y ciudades de la Comarca por caminos que a veces no existían. Enlazaban el campo, la ciudad, los pueblos, los más recónditos parajes de la patria. Llegaban allí donde no llegaban los trenes, en autos a los que pueblos enteros ayudaban a construir y equipar. Y se crearon mitos: los Gálvez, Fangio mismo, los hermanos Emiliozzi.
El Opa comenzó a conocer de ellos en los ´80.
Hoy esa vieja categoría es otra cosa. No es nada de lo que dice ser, si no una versión siniestra del manejo mafioso aplicado a los deportes. Para comenzar, las carreras y los campeonatos no se deciden en las pistas. Desde hace rato las carreras se deciden en escritorios, según las conveniencias de los dirigentes, de los políticos, de los patrocinantes. Los memoriosos argumentarán con razón que ello ocurre desde siempre, o al menos desde que los hermanos Gálvez contaban con el patrocinio estatal de la Fundación Eva Perón, con avión privado y todo, y que por ello el “Chueco” Fangio decidió irse a la Europa de posguerra. Se decide quiénes ganan, quienes pierden, y a quiénes no se revisará por si tienen el auto fuera del reglamento. Para que se entienda: es como que a los elegidos nunca les hagan el antidoping.
Los dirigentes han entremezclado sin pudor sus intereses económicos con su gestión institucional: casi siempre tienen algún fuerte vínculo empresario con alguna fábrica, y nunca trepidaron en beneficiarlas apenas pudieron hacerse del poder para manipular reglamentos.
Los hinchas de cada marca portan banderas de marcas que ya no existen o ya no están en la Comarca. En cualquier caso, se ha limitado el parque a la figura de autos que dejaron de fabricarse hace más de 30 años. Pero en realidad tampoco, porque ni siquiera son autos de calle modificados para correr, son esqueletos de caños a los que les pegan remiendos de chapa que imitan las originales. Acaso solamente el techo sea verdadero. El resto es una profusión de plástico, publicidades y cocaína.
Sobre las publicidades, recientemente la prensa descubrió parte de un escándalo: la familia de un piloto de triste nombre fue imputada por utilizar facturas falsas y evadir impuestos. Las empresas pagaban una suma determinada y la familia del piloto entregaban recibos por el doble de dinero: las empresas descontaban impuestos, y el piloto recibía fondos para su equipo. Este escándalo amenaza con enviar a la cárcel a una de las familias más influyentes de la Comarca deportiva, pero ha sido vivida como una lucha entre otros clanes mafiosos. En todo caso, ilustró cómo el automovilismo de la Comarca se financia con dinero negro.
Pero también hay misoginia, tanta que sobresale en un mundo de machismo rampante. Las promotoras en los autódromos están sometidas a vestirse como un objeto sexual, listo para ser usado por pilotos, dirigentes, periodistas. Los exhabruptos de un inimputable como Marquitos Di Palma, manoseando chicas ante la risa festejante de los periodistas y los hinchas, es parte del circo. También lo es que recientemente se haya detectado una (de las varias) redes de trata de personas, que sometían a la prostitución a menores de edad en el cálido ámbito familiar del TC.
Ya que hablamos de la familia, está la parte sana del mito: el humito del asado al lado del alambrado, la presencia de varias generaciones familiares alentando desde la reposera.

El TC es una mentira. No es turismo, ya no corren (afortunadamente y después de muchas muertes) en carreteras, los autos no son lo que dicen ser, no gana el que mejor maneja sino el que mejor hace trampa y teje su impunidad, el origen de los fondos es inconfesable, fomenta la trata, la prostitución y el narcotráfico. Pero siempre al amparo de las tradiciones, de la apelación emotiva, del amor por los trapos. De la pulsón imbécil por el aguante cómplice, caiga quien caiga. No es casual tampoco que cada tanto la muerte adorna el espectáculo. Es la Argentina de máxima pureza.

miércoles, 4 de junio de 2014

La invención del termo y el Secretario del Relato

En medio de la tontura que engalana nuestros días hubo dos inventos que resonaron con fuerza en la Comarca. El Opa dará cuenta de ellos porque le resultaron ilustrativos del estado de las cosas.
En primer lugar la oportuna admonición que ubicó en su lugar a un entrevistador torpe, ignorante y agresivo. Hace ya un tiempo, el tristemente célebre Orlando Barone intentó someter a Beatriz Sarlo a una chicana de esquina, barata y boba: la mujer le enseñó la semiótica de la dignidad con su “conmigo no, Barone, conmigo no”. Le marcó el punto a un idiota triste, un lamentable portador de micrófono de un programejo televisivo pródigo en idiotas. Tristes.
Ahora, a raíz del anteproyecto de Código Penal que se urde para la Comarca, uno de los Feinmann intentó hostigar a uno de sus autores. Con chicanas dignas del apellido (porque hay un Feinmann malo y otro pavote) el hombre quiso desvirtuar, tergisversar y malvender el discurso y las ideas del Sr. Carlés, autor del anteproyecto, acusándolo de disfrutar de la muerte de los esbirros. Éste le retrucó, con exquisita elegancia criolla: “...oiga, no sea cabeza de termo, ¿quiere? A mí no me alegra ninguna muerte.” Breve muestra, y suficiente, de un humanismo básico que no celebra ninguna muerte, que se conduele de todas ellas, de todas las variantes del sufrimiento ajeno.
Muestra también de la idea elemental de que un mal no se remedia ni se justifica con otro mal, que no se cancelan ni compensan, sino que se suman. Y que la tortura y el gatillo fácil que anhelan los termocéfalos de la Comarca ya son una realidad cotidiana para miles de olvidados, de los eternos caídos de todos los relatos.
Alguna gente bienpensante, de los que frecuentan al Padre Rigoberto, ha encontrado injuriante la respuesta del Sr. Carlés. Consideran que es deber de toda persona someterse al buen maltrato de un fascista, y que no consentirlo entraña una imperdonable falta de modales. El Opa piensa distinto.
El segundo invento es un poco más lamentable, porque inspira la idea rectora de todos los Feinmann de la Comarca. La presidenta Fernández de Neón ha decidido crear una Secretaría del Relato. Ha inventado un cargo de nombre pomposo, impronunciable y profundamente estúpido que el Opa ha tardado en aprenderse: “secretariodecoordinaciónestratégicaparaelpensamientonacionalypopular”. Sabrán disculpar que el Opa deba interrumpirse en el medio para tomar aire.
Piensa el Opa que los últimos que pretendieron un pensamiento oficial desde el Estado fueron los Marcianos, cuando su tío era ministro (ahora también es ministro, pero es distinto, aunque el Opa no entiende por qué). En aquélla época aciaga el pensamiento del palacio era Occidental y Cristiano, y en esos términos debía enseñarse y aprenderse absolutamente todo. No crearon cátedras ni institutos, porque los Marcianos manejaban todos los resortes estatales y amoldaron un discurso único a través del miedo y los falconverdes.
Si en la época de los Marcianos la mera idea de un pensamiento o ideología privilegiada como lengua del poder, era un espanto autoritario, también lo es ahora. Piensa el Opa en otras experiencias parecidas: la cantidad de “ismos” perversos que se expandieron como una gonorrea descontrolada por los pueblos más cultos de la Tierra y los mas incultos también. Piensa en el Comunismo, el Nazismo, el Fascismo, el Franquismo (esa inquina contra la idea de pensar). Todos ellos tenían un pensamiento oficial en el que indoctrinaban las dulces ovejitas.
La manada que encabeza la presidenta Fernández de Neón es pálida y timorata: se quedó en el gesto módico de alquilar a uno de sus más alambicados recitadores de humedades para que investigue, propague y difunda una cosa llamada “pensamiento nacional y popular”. Vaya uno a saber qué es eso, se persigna el Opa.
Pero recuerda que en la Capital de la Comarca hubo una mujer que quería conducir la escuela de ciencias políticas y proponía reemplazar a Weber por Jauretche. Estupidez supina que alaba el ombligo de torpes pelusas, el solipsismo cultural que a la tilinguería snob que cree que el cielo está en Miami, le opone otra tilinguería resentida que cree que el cielo está en, ponele, Lomas de Zamora.

Sabe el Opa que ese instituto no pasará de ser una más de las ocurrencias de la presidenta, un capricho caro, ineficaz y berreta que a lo sumo organizará algún simposio y editará algún librito. Y permitirán que el filósofo que lo encabeza (es un decir) pueda también acceder al parnaso Neonista y comprarse un piso en Puerto Madero.