El Opa cree que la
educación universitaria está sobrevaluada. Ha visto a demasiados botarates en
la Comarca con diplomas lustrosos colgando en las oficinas y consultorios donde
perpetran barbaridades sobre los pobres incautos que llegan a ellos. Sabe
además que entre bomberos no se pisan la manguera, y prima entre los “graduados”
una complicidad silenciosa cada vez que uno de ellos comete una mala praxis o
un delito cualquiera.
Pero el Opa también
tiene claro que quien ganó un título puso su esfuerzo, su dedicación y su
tiempo. Salvo que haya comprado las materias, pero ese es otro tema. Y sabe que,
aunque la portación de título no te hace mejor persona, la ostentación de título
presupone que lo has ganado en buena fe. También entiende que tener título te
aumenta el sueldo: en la Comarca cada trabajador tiene un “plus” en su salario
que crece a medida que presenta diplomas más barrocos. Y desde luego, que para
ejercer algunas profesiones es necesario, obligatorio, y razonable, tener ese
diploma.
Ahora resulta que la
Presidenta Fernández de Neón no tiene diploma. Nunca se recibió de abogada. El
hecho estalló en algunos diarios y fue objeto de dimes y diretes varios. El Opa
no va a detallarlos pero sí explicará por qué Ella es tan abogada como el ex –
ingeniero Blumberg.
En primer lugar, las
fechas. En sus primeras biografías Ella refiere que comenzó a cursar en 1974, a
los 19 años. Cuando se conoció la falsía, cambió el relato: comenzó a cursar en
1972, a los 17 años. Ambas edades son verosímiles, pero el cambio de fecha lo
hace sospechoso. ¿Por qué? Porque si se fue de La Plata en 1976 por miedo a la
dictadura, como dice el relato, se fue con poco más de dos años de cursado. En
aquellas épocas las universidades eran una farsa y las materias se rendían con
apuntes de 80 hojas, pero aun así es difícil que hubiera tenido más de 20
materias aprobadas. Luego dice el relato que volvió en 1979 para rendir las
últimas tres. No cierra. Cursar dos años y que te queden sólo tres materias es
imposible aún en aquel tiempo. Entonces si corren la fecha dos años para atrás,
indicando que comenzó en 1972, ahí si cierran los números, porque es plausible
que en cuatro años haya cursado casi toda la carrera.
Ahora vamos a las fotos
que circulan por ahí, indicando que comenzó a cursar en 1972. Las fechas están
borroneadas y corregidas con liquid-paper… que en esa época no existía. Las autoridades
de la Universidad de La Plata dicen que esas correcciones eran comunes, porque
solían equivocarse. Pero sabe el Opa que cualquier enmienda, tachadura o borrón
son inmediatamente salvados y aclarados al pie. En esas fotos no hay nada de
eso. Sólo una enmienda con corrector (period incorrect, mind you) y caligrafía distinta,
sin ninguna aclaración.
Vamos a las otras fotos
que circulan, de la ficha que dice que sí se recibió. También allí están
borroneados, burdamente sobrescritos, los datos de su DNI y su nombre.
Recordemos que esas fotos fueron exhibidas por funcionarios de la universidad,
deseosos de probar que Ella sí se graduó. Hasta el INDEC falsificaría mejor un
documento, muchachos...
Hay gente que jura
haber visto su analítico: dos periodistas oficialistas, que no pudieron ponerse
de acuerdo para definir si tenía promedio de 9 o tuvo notas bajas; y el
vicerrector de la universidad. Éste afirma que “vio” el analítico. Pero no lo
muestra.
Tampoco se registró
jamás para litigar ni siquiera en Río Gallegos. No hay en Santa Cruz ningún registro
que haya tomado vista de su diploma. Sólo uno, en Comodoro Rivadavia, muchos
años después de que “comenzó a litigar”. Sabe el Opa que las satrapías del sur
son iguales a las satrapías del norte, o del oeste. Nunca hubo diferencia entre
Santa Cruz de los Kirchner y Catamarca de los Saadi, o Salta de los Romero. Y que
si el gobernador quiere, en esas provincias litiga hasta el Pato Donald y puede operarte de
cataratas el Pirata Morgan.
Vuelve el Opa al
principio.
No es grave que Ella no
sea abogada, después de todo, las facultades de derecho suelen idiotizar a
quienes pasan por ellas. Lo grave es que haya mentido. Lula da Silva jamás dijo
que era un exitoso abogado especialista en relaciones laborales: era
sindicalista y estaba orgulloso de serlo. Tampoco Mujica salió a decir que era
ingeniero especialista en prospección acuífera: los milicos lo tuvieron durante
años metido adentro de un aljibe. Pero Ella justificó su fortuna diciendo que
era una exitosa abogada. Si no es abogada, ¿de dónde sacó la fortuna, aparte de
sus cargos públicos? Si ejerció como abogada y firmó escritos, ha usurpado un
título, delito que conlleva varios años de cafúa.
Lo triste es la defensa
de los militontos, como siempre. Que son operaciones de los “servicios” (que
maneja el compañerazo Milani, por si no lo saben), que es una minucia ser o no
ser abogada (pero entonces que no lo refriegue en cada cadena nacional). Sería
la operación más boba: bastaría mostrar un analítico y el diploma y listo.
Minucia no es, porque hay un delito contra la fe pública. No lo dice el Opa, lo
dice el Código Penal. Un delito continuado, además, y siempre cobró ese plus por el título. Hubiera bastado que algún
profesor de los últimos años de la carrera recordara haberla visto rindiendo,
pero nadie la registra.
El Opa tiene claro que
la mentira forma parte del herramental peronista. Pero también intuye una serie
de complejos, de taras mal curadas, de inseguridades que afloran en cada
discurso, una esforzada necesidad de mantener la impostura que la deja sin voz
cada 15 minutos. Una explicación coherente para su napoleónica voluntad de
cambiar los códigos: necesita que su tránsito a la historia esté jalonado de
conquistas legales, de adquirir la pretendida enjundia judicial creando normas,
ya que carece de título.
Como siempre, la
voluntad de enseñorearse en la mentira termina desfondándose en una realidad
zaina que se complace desbaratando la fantasía. En el colmo del ridículo el
vicerrector de La Plata dijo que “le dimos el título Honoris Causa, así que
tiene diploma”. El Opa recuerda que el Diegote de la Gente es Honoris Causa de
Harvard (que no es La Matanza), y que hasta Moria Casán puede ligar ese diploma
en las universidades de la Comarca. En el resumidero de la historia, será duro
compartir diploma con Maradona y el mandril horrible, pero el destino es
impiadoso con los que se burlan de él.